Adiós Juan

06/08/2009

Cuando lo conocí, en el año 1986, ya era el alcalde. Juan le dedicó a Álora, su pueblo, toda su madurez como persona. Fue elegido por primera vez con 34 años y nunca se retiró del todo de la política.

Juan la llevaba en la sangre, le gustaba hacer cosas por sus vecinos, por su pueblo. Fue alcalde, diputado provincial y parlamentario andaluz. Miembro de varias comisiones ejecutivas provinciales, tuvo un peso importante en momentos difíciles del socialismo andaluz y español. Pero siempre ejerció ese poder pensando en los demás, y no en él mismo.
Cuando la primera línea política terminó, volvió a sus clases y siguió viviendo en su pueblo, como antes, con sus amigos y su familia.

Si tuviera que definirlo con tres cualidades, diría que era honrado, valiente y socialista.
A estas alturas del siglo, nadie discute su honradez. En unos años en los que, desgraciadamente, hubo muchos que entraron en la política para enriquecerse, Juan era un ejemplo de lo contrario. Le tocó administrar el ayuntamiento en unos años muy duros, de mucho paro, de muy poco desarrollo, con infraestructuras deficientes y donde había que aprovechar hasta el último duro que conseguía en Málaga o en Sevilla “para mi pueblo”. Se le podrá criticar si acertó o no acertó, pero no se le podrá criticar por acertar para él.

Dicen que para estar en política hace falta tener un pellejo especial. No sé si es verdad, pero Juan lo tenía. Se le llama valor. Es coraje para aguantar las críticas por las cosas que se hacen, porque nunca están bien hechas para todo el mundo.
Juan era valiente y esta virtud debe tenerla todo buen político. Era valiente en el día a día, y tenía la fuerza que le daba la razón. Cuando se convencía de una cosa, la defendía hasta el final.

Y Juan era socialista. Él siempre decía que trabajaba por un proyecto. A través de un instrumento: el Partido Socialista, él trabajaba día a día para cambiar las cosas. Para mejorar la vida de sus vecinos y de su pueblo. Nuestras discusiones ideológicas, siempre eran afables, porque los dos nos encontrábamos cómodos en el PSOE. Decía Juan: “los que somos de izquierdas, no podemos tratar a todo el mundo igual, tenemos que dar más y apoyar más a quien más lo necesita. Porque no todos nacemos iguales, porque hay personas que nacen con menos inteligencia, con menos razón o enfermos. Por esos, tenemos que ser socialistas.”

Juan tuvo una gran suerte en la vida con su familia. Una gran mujer que siempre le apoyó, unos hijos que han aprendido mucho de su padre y de los que estaba profundamente orgulloso y unos hermanos que formaban una auténtica piña cuando hacía falta.
Personalmente me siento tremendamente honrado de haberle conocido, haber trabajado con él y ser amigo suyo.

La última vez que le vi con vida, se despidió de mí diciéndome:
-Vete siempre por el camino recto.

Adiós Juan.

Asturias, 5 de agosto de 2009
Fdo. Belisario Camblor

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